Di sí a casarte en invierno
¡Pero con la condición de que sea en Ibiza! Y es que la pitiusa, magnética en verano, ofrece, durante los meses más fríos del año, cautivadoras escenas naturales y bucólicos escenarios para tu álbum de fotos, y las selfies y stories que improvises el día D con tu pareja y los invitados.
Cuando el bullicio estival da paso a la calma y reina el silencio, la isla bonita despliega atractivos de temporada que son todo un regalo adlib.
El cielo y el mar siguen brindando espectaculares atardeceres, aunque sin aglomeraciones en la playa, y el imponente islote de Es Vedrà -situado en la costa suroeste, frente a Cala D’Hort, y visible por ejemplo desde la privilegiada atalaya que es la torre de defensa de Es Savinar-, con su halo mágico y la sensación de paz que transmite, es un punto a tener muy en cuenta para una imagen de complicidad con él de fondo.
En los campos de Santa Agnès de Corona, en el municipio de Sant Antoni, florecen los almendros; miles de pétalos crean un manto níveo que brilla especialmente durante las noches de Luna llena, y que a la luz del Sol, devienen delicada mise en place sobre suelo rústico.
El Parque Natural de Ses Salines, ubicado en el municipio de Sant Josep de Sa Talaia y con acceso cerca de la localidad de Sant Jordi, recibe en esta época a cientos de flamencos, que descansan aquí de su viaje migratorio. Su plumaje, que toma el color del crustáceo del que se alimentan, que además garantiza la pureza de la sal, tiñe de rosa las aguas.
Y por último, las calles empedradas de Dalt Vila, el casco antiguo de Eivissa abrazado por una muralla renacentista -declarado Patrimonio de la Humanidad-, están vacías, así que podréis pasear sin agobios y añadir una location a vuestras caras de felicidad entre casas encaladas, con los dinteles azules de las puertas a modo de marcos.
Y para posar en todos esos photocalls al fresco, te proponemos la chaqueta Pauline de Charo Ruiz, una caricia de blonda para que debajo puedas llevar un vestido sin mangas.